Aprender a convivir con el cambio climático

La agricultura fue uno de los sectores productivos más perjudicados por los fenómenos tropicales que azotaron a Cuba en el verano de 2008. La finca de frutales “Hermanos Velásquez”, del municipio tunero de Majibacoa, no escapó a los impactos devastadores de Ike.

“Aquí perdimos once mil cocos, unas de diez mil naranjas, y otro tanto de mandarina y toronja”, dijo a este reportero el campesino Ilso Velásquez, considerado el mayor productor de cítricos de la provincia de Las Tunas.

“Yo entrego como promedio al año unos dos mil 500 quintales de naranja con destino a los centros educacionales, de salud y otros sectores sociales del territorio, pero también de aquí salen anualmente más de cien mil cocos para semilla, sobre todo hacia las hermanas provincias de Holguín y Granma”.

Por la biodirversidad palpable en su área de cultivo, este productor agrícola ostenta la Doble Corona de la Agricultura Urbana.

“Yo creo que es merecida esa condición, pues aquí mata que puso a dormir el huracán, ya esta reemplazada por otra, y a las que Ike dobló o dejó medio moribundas, se les puso un pie de amigo, con maderos fuertes que inclinaron el tronco a su estado natural”.

De esta manera se reconoce el esfuerzo de quien supo enfrentar las adversidades meteorológicas, demostrando que el campesinado cubano busca alternativas para convivir con el cambio climático, y contribuir al programa agroalimentario del país.