La Isleta

Navegamos en un pequeño bote de remos por la pintoresca ensenada Las Nuevas Grandes. Pedro, el guardabosques nos conduce por un canal de aguas oscuras. La marea está alta y las ramas y raíces del manglar dificultan un tanto la travesía.

El Atlántico nos da la bienvenida, y las cristalinas aguas de la costa norte de la provincia de Las Tunas facilitan el trayecto. Nos dirigimos hacia la Isleta.

En tierra firme nos esperan los trabajadores de la Empresa Nacional para la protección de Flora y Fauna. Hombres y mujeres que tienen sobre sus hombros la custodia y conservación del área protegida del municipio Manatí.

“La isleta esta ubicada a unos 12 km de la conocida playa camagüeyana Santa Lucia de Nuevitas. Posee una extensión cercana a 7 kilómetros cuadrados. El área involucra además a la Bahía y los manglares que la circundan”, explica a los visitantes, Arsenio Ricardo, director de la Estación Biológica.

La Isleta es uno de los ecosistemas de Bahía mejor conservado del archipiélago cubano, con áreas boscosas donde armonizan formaciones forestales de manglar y matorrales costeros sobre rocas calizas, con alto grado de endemismo, entre ellas el romerillo de costa.

“Es la única población de esta especie en menos de una hectárea en el planeta, categorizada en peligro de desaparición”, asegura Nilder Rivero, discípulo de Raúl Verdecie (Investigador y Director del Jardín Botánico de Las Tunas).

La expedición continúa. Nos detenemos ahora en el extremo este de la pequeña porción de tierra virgen. Encima de una roca, unas raíces de jaguey simulan el cuerpo de una mujer desnuda, y entre las piedras, un nido de cocodrilo testifica la presencia de estos animales en la zona.

Mientras en otras partes del mundo, la naturaleza sufre heridas irreparables, en una pequeña porción de tierra virgen del municipio tunero de Manatí, un grupo de guardabosques y técnicos de Flora y Fauna, preservan los signos vitales del medio ambiente.