Destacan labor comunitaria de las Salas de Televisión
En Cuba, desde el propio triunfo de la Revolución en 1959, se llevan a cabo profundas transformaciones en el campo de la educación y la cultura. Las primeras medidas culturales de significación tienen lugar con la conversión de los cuarteles militares en escuela, la democratización de la enseñanza y la implementación de una campaña nacional de alfabetización que erradicó el analfabetismo en sólo un año, 1961.
La transformación cultural está igualmente referida a la creación de la industria editorial y cinematográfica, la reforma de la enseñanza superior, el desarrollo progresivo de los medios de difusión masiva en todo el país -principalmente la radio y la televisión- y la institucionalización de las actividades culturales, destinadas a estimular el acceso y participación de las grandes mayorías.
No es de extrañar entonces que programas como el de las salas de televisión, iniciado en el 2001, formen parte de una renovación conceptual en el ámbito de la cultura cubana, más guiada hacia la educación que al entretenimiento, más hacia las necesidades esenciales que a hábitos de consumo accesibles a sectores privilegiados
A diez años de creadas, las salas de televisión ocupan un lugar importante en la vida de los tuneros que habitan en las zonas rurales de nuestra geografía, la mayoría dotadas de televisor, equipo de video, materiales didácticos, una pequeña biblioteca y juegos de mesa.
La importancia de estas instalaciones para el desarrollo cultural y la convivencia social de comunidades situadas en recónditos lugares de la Isla es evidente, pues eliminó el vacío informativo de una parte de la población cubana y se integraron también a la labor de promoción cultural y de salud con el apoyo de los especialistas en rehabilitación, cuyo servicio contribuye a mejorar la calidad de vida y la recreación, así como a disminuir el alcoholismo, el tabaquismo y la transmisión de enfermedades sexuales.
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