Así era Camilo Cienfuegos

Este seis de febrero hubiera cumplido 79 años de edad Camilo Cienfuegos si aquel 28 de octubre del 1959 no hubiera desaparecido para siempre en el horizonte azul del cielo. Sin ese accidente aéreo hubiera demostrado con creces su fidelidad incondicional a la Patria, a la Revolución liderada por Fidel Castro, y al pueblo cubano, signos distintivos de su breve existencia.

 Es posible que en su infancia soñara con las grandes hazañas escenificadas en los campos de batalla por Antonio Maceo, a quien admiraba profundamente, sin imaginar que algún día tomaría la misma ruta del Titán de Bronce, en la nueva invasión de Oriente a Occidente, que protagonizó junto al Comandante Ernesto Che Guevara, ofensiva que prácticamente puso fin a la dictadura de Fulgencio Batista.

 Los que conocieron personalmente a Camilo Cienfuegos admiraban especialmente su sencillez, jovialidad y sentido del humor, características personales del cubano de siempre, pero sin dejar de asumir sus deberes con seriedad y gran sentido de responsabilidad, como lo hiciera en la Sierra Maestra y en las ciudades, durante sus épicas hazañas y cuando hablaba al pueblo.

 Por eso al Héroe de Yaguajay hay que encontrarlo en las aulas, las fábricas, los campos, el espacio aéreo y el mar, también en las trincheras y en los amaneceres donde se juntan todos los héroes de esta Patria para darle nuevas motivaciones al pueblo de defender la nación cubana, y el muchacho del sombrero y la barba se alza entre todos.

 Camilo, el hijo del pueblo, comprendió un día dónde, cómo y cuándo podría ser más útil y dónde estaba su deber, viajó a México y se hizo expedicionario del yate Granma y luego subió a la Sierra Maestra junto a Fidel Castro, el Che Guevara y los demás combatientes del Ejército Rebelde, que el Primero de Enero de 1959 derrocó al dictador Fulgencio Batista y su camarilla militar.

 Con uniforme verde olivo, el sombrero alón, intercambiándolo por la boina del Che, vestido de pelotero junto a Fidel, Camilo llega con su imagen renovada para ser el mismo del primer año de la Revolución, aunque su muerte prematura privó a todos de la presencia y el talento natural de un hombre valiente, sencillo y sincero, que nació en La Habana y se hizo guerrero donde crece la palma.

 La invasión mercenaria a Playa Girón, la Crisis de Octubre, el bloqueo del imperialismo yanqui a Cuba, la lucha del pueblo cubano por el regreso del niño Elián González y la liberación de los Cinco Héroes y tantos otros acontecimientos hubieran contado también con el protagonismo de Camilo Cienfuegos.

 Tenía tan solo 27 años de edad cuando murió en el décimo mes de la nueva era cubana. Aunque hoy tuviera la barba y los cabellos blancos de hombre de la tercera edad, sería el mismo muchacho de pueblo con la sonrisa alegre, la mirada franca, la sencillez y la simpatía que siempre lo distinguieron, como se puede apreciar en la fotografía que la abuela conserva. ( Por Lilia E. Ochoa)