Amores históricos

Se dice que “en el amor y la guerra todo se vale”, quizás por eso en algunas historias de amor hay más de dos implicados. Una de ellas tuvo como escenarios a Roma y Egipto, por supuesto, hablamos de Cleopatra, Julio César y Marco Antonio: amor, poder e intriga.

¿Y qué decir de los personajes Romeo y Julieta?, quienes tuvieron que saltar, impelidos por su amor, el abismo entre dos familias enemigas, los Montesco y los Capuleto, incluso, jugar con la muerte. A través del tiempo algunos amores han sido correspondidos y felices, otros, maltratados, tristes o imposibles. Hay amores de gente famosa y amores de personas comunes y corrientes.Amores vividos y amores contados.

Hay amores de seres de carne y hueso que existen en el mundo real. Otros solo han existido en la imaginación de quienes lo protagonizan, así pasó, por ejemplo, en el caso del trastornado caballero, Don Quijote de la Mancha, con su amada, Dulcinea del Toboso, igual a decir, locura y amor.

Un amor verdadero, para recordar, fue el del Libertador Simón Bolivar y Manuelita Sáenz. A pesar de que estaban hechos el uno para el otro, no resultó tan fácil como ambos esperaban. El matrimonio y los conflictos políticos en los que estaba envuelto el Libertador no encajaron y se vieron obligados a vivir dolorosos periodos de separación.Asistimos, entonces, a la unión del amor y el deber.

Son numerosas las parejas, en las que por peculiaridades de su relación, el amor ha trascendido sus vivencias personales para formar parte de la historia de la humanidad y conmovernos, por siempre, cada 14 de febrero. Lo cierto es que el amor al que aspiran la mayoría de los seres humanos, de cualquir momento, es en una fusión que no crea en diferencias. Dos almas que se junten en un solo corazón. Admiración, confianza, respeto y comprensión son válidos para amar en esta y todas las épocas. Un amor así es el que hay que edificar, sin temor a lastimarse las manos, tal vez, de ese modo, también gane un sitio en la memoria de los hombres.